8 de noviembre de 2011

Una de infinitas.


Voy a proponer un experimento muy sencillo; se trata de elegir un dia minimamente soleado, buscar una ventana y observar esas pequeñas motitas de polvo que flotan en suspensión. Cuando nos encontremos metidos en ese mundo, relajados, fascinados por la inmensa cantidad y variedad de motas, elegiremos una sola y la seguiremos fijamente. Cuando esta sea perdida por nuestro campo visual por haber sido soplada involuntariamente por la respiración o se haya perdido entre las sombras, elegiremos otra nueva. 

Todos lo hemos hecho alguna vez, pero ya no recordamos la sensación de paz, tranquilidad y relax que proporciona. Si el lugar es además el idóneo, sentiremos incluso la belleza del momento.

No hay comentarios: