Sin duda, hay situaciones difíciles en las vidas de todos, pero para mí las más difíciles son las que no me incumben en absoluto pero me involucran de algún modo. Será que soy demasiado moralmente correcta o temo demasiado herir a los demás, el caso es que tengo un dilema en mi cabeza.
Resulta que conozco por casualidad una información que afecta de pleno a alguien que estimo mucho pero no puedo contarsela por dos razones; la primera y más importante es que le haría demasiado daño y entorpecería el transcurso satisfactorio de su vida en estos momentos. La segunda razón es que lo sé por el error de una persona que confia plenamente en mi y a la que aprecio también enormemente.
Sé que la primera persona no está preparada para conocer esa información, pero es una putada que otro ser se esté beneficiando precisamente de ese desconocimiento. Creo que no le contaré nada de momento por su propio bien tanto mental como académico, ya que ambos determinan en este momento todo su futuro como persona. Pero no sé si en un futuro y cuando sus prioridades hayan cambiado, debería saber lo que yo sé. Le haría daño conocer esa información en cualquier caso, a mi no me beneficia que lo sepa ni por mí ni por el posible conflicto con esa persona que ha confiado en mí pero me genera un malestar y cierta inquietud todo este embrollo.
¿Debería callar?, que es lo que más nos beneficia a todos, ¿o confesar y abrir varios frentes conflictivos, aunque dejando tranquila mi conciencia? ¿Sería egoísta callarme? por evitar líos y hacer como que todo está bien, ¿o lo sería más si confesase con el único beneficio de mi tranquilidad moral?.
En cualquier caso, a veces nos vemos con información incómoda en nuestro poder.
En mi caso propio, desearía no haberla conocido jamás.